Por Jairo Páez Gonzalález (Nota del editor: este Perijanero visitó hace unos años República Dominicana y escribió la nota siguiente que hoy reproducimos. Este artículo fue facilitado por el Dr. Ramón Gómez, destacado cardiólogo de esta ciudad.)
En Avensa de Maracaibo a Caracas, diciembre del 1986. Después Santo Domingo.LLegando en Viasa, saliendo en Pan American, le cuento a mi esposa una historia cierta de hace más de 30 años, que recuerdo mas por el sentimiento que por la memoria. Un exiliado político dominicano, recien casado, con un título de médico-cirujano, con un mundo de ilusiones sobre el significado de la libertad, llegó a mi pueblo, San José de Perijá, en el corazón agrícola del Zulia, para iniciar lo que después se convertiría en un verdadero apostolado profesional. La dictadura lo obligó al destierro de este, el país que conozco y cuya primera impresión tenía que resultar favorable, efectiva, de simple gratitud.Y otra dictadura, de corte venezolano, pretendió cercenarle su derecho a practicar la medicina.
Un pueblo alzado, a pesar del temor por la represión política, se organizó y recogió firmas. Se hizo representar en Caracas. Demostró su solidaridad con el "dominicano regionalizado" perijanero, y reivindicó su derecho a permanecer entre nosotros, dedicado a un trabajo profesional honesto, desinteresado, de buena fé, alejado de toda motivación política.
Enseñó a leer y a escribir a mucha gente. Nos explicó, pala en mano, porque había que sembrar y cuidar los árboles. Las calles son testigos, sombra por donde quiera, de lo que significó su presencia y perseverancia, tarde tras tarde, día tras día, con mujeres y niños a su lado, en la tarea de sembrar todo lo que podía crecer, dar frutos y protección. Fué un conservacionista.
Estetoscopio y termómetro. Una linterna y un tensiómetro. Un viejo dispensario y una cama adicional en su casa.Trabajo.Despertarse temprano y hacer lo mismo a la hora de acostarse. Sin horarios para las emergencias. Ojo clínico, eso fué todo lo que necesitó para demostrar hasta la saciedad sus conocimientos profesionales, aún en los casos más difíciles. Partero e internista. Obligado a enfrentarse a la enfermedad, a prevenirla, a luchar por la salud, sin el valioso recurso de los exámenes de laboratorio, de los rayos x, de la medicina nuclear o de la tomografía.
Cuerpo entero, ejemplar ciudadano,esposo, padre de familia y amigo. Consejero adecuado frente a cualquier problema. Con una calida humana que corrió pareja con su capacidad profesional.
El Dr. Bencosme, y el Toribio no se usó no por falta de respeto ni de memoria, sino por el cariño conquistado en el corazón de las gentes sencillas, sigue siendo sinónimo de médico para la historia perijanera del Zulia. Sus aciertos, ratificados en los hospitales de Maracaibo, de Caracas y del exterior, salvaron ciento de vidas. Su ejemplo. constancia y trabajo, le sirvió de mucho a una comunidad que todavía ignora, en el momento final de la dictadura dominicana, cual pudo ser su suerte cuando intentaba volver a su patria; ilusiones y fe en su corazón porque me cuensta imaginarlo con un arma en la mano, dispuesto al sacrificio de su vida por contribuir a la libertad dominicana.
Por eso no me fué difícil entender y compartir la sensillez de la gente de la isla. Su cariño y franqueza al hablar. Su manera de entender por que hay que trabajar. Compartir sus preocupaciones por encontrar en el turismo, en la fotografía de sus recursos naturales y playa y sol, las divisas que el proteccionismo industrial le ha quitado su cuotaq azucarera. De esa manera comparto y conozco la habilidad e inteligencia, la disciplina y motivación, de un pueblo que se ha convertido en la potencia mundial del beisbol de grandes ligas, aún por encima de los norteamericanos, si se piensa en la diferencia de población, de oportunidades y recursos.
El recuerdo del Dr. Bencosme, que sé que estará presente hoy en todos los lectores perijaneros, aún de quienes no me dispensen su paciencia y su tiempo personales, se convierte en solidaridad con los esfuerzos de su pueblo para consolidar su agricultura, para enfrentarse a las dificultades económicas, para mantener en funcionamiento sus ingenios azucareros, multilivar el trabajo de la mano de obra en la industria de la confección, industrializar la pesca, pensar en el cobre y el níquel a falta de petróleo, mejorar la calidad y condiciones de vida de la gente.
Excelente comunicación terrestre de la capital a La Romana. Orden y impieza. Cultura e historia. Orgullosos de los 500 años del descubrimiento. Nacimiento del catolicismo en nuesto continente.Pioneros de la justicia y el rerclamo sociales por el mal trato a los indígenas. Mezcal raciial. Modernismo en sus construcciones. Teléfono y televisión, servicio de cables, a la altura de cualquier país desarrollado.
Quiero que en cualquier lugar donde se encuentre... en el cielo, en la historia, la imagen dominicana y perijanera del Dr. Bencosme, solidario con la pobreza; cuyos honorarios fueron pagados con afecto y amistad, no se asoció nunca con el dinero, vinculado a la producción agrícola, creyente de la ganadería como principio económico, sepa que respeto la tradición, la hospitalidad generosa, y el trabajo y el enfoque de sus dominicanos de hoy...cuya sencillez admiro.
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