Tratemos de evitar ese destino sin sentido, para los escasos recursos dedicados a la atención de salud de la población dominicana, miremos la economía como un instrumento que nos permita cuantificar que partidas financieras se consumen en acciones "no prioritarias".
Que no hipertrofiemos la administración de la salud hasta que se empequeñezca el paciente, como nos indica el chiste que acompaña este comentario.
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